La temporada de gripe del actual invierno se está desarrollando de forma atípica en buena parte de Europa, tanto por su inicio precoz como por la intensidad alcanzada en pocas semanas. En España, autoridades sanitarias y especialistas han advertido que la incidencia registrada no tiene precedentes recientes y que la epidemia en curso podría ser la más intensa de los últimos quince años, en un contexto marcado por la circulación predominante de una nueva variante del virus de la gripe A(H3N2), conocida como subclado K.
Esta variante ha mostrado una mayor capacidad de transmisión en comparación con cepas que circularon en temporadas anteriores. Según informó Euronews, las primeras estimaciones apuntan a que el volumen de casos podría ser sensiblemente superior al de una temporada gripal promedio, lo que contribuye a explicar tanto el adelantamiento de la ola epidémica —entre tres y cuatro semanas antes de lo habitual— como la rapidez con la que aumentaron los contagios en distintos países europeos. En España, los sistemas de vigilancia epidemiológica registraron incidencias no observadas en más de una década, de acuerdo con los datos difundidos por el Instituto de Salud Carlos III y recogidos por RTVE.
Desde el punto de vista virológico, los expertos señalan que el subclado K presenta mutaciones que dificultan el reconocimiento del virus por parte del sistema inmunitario. Esta menor protección efectiva, derivada de infecciones previas o de la inmunización estacional, habría favorecido una circulación más intensa del virus, aun sin evidencias de un aumento en su virulencia. La experiencia reciente del hemisferio sur refuerza esta hipótesis: durante el último invierno austral, Australia atravesó una epidemia de gripe excepcionalmente grave dominada por este subclado, como recordó Euronews.
En términos clínicos, la sintomatología asociada a esta variante no difiere sustancialmente de la gripe estacional, aunque se caracteriza por un inicio abrupto, fiebre elevada, malestar general intenso y mialgias pronunciadas. Si bien no se ha constatado un incremento de la gravedad individual de los cuadros, el elevado número de infecciones ha tenido un impacto directo sobre los sistemas sanitarios. En España, numerosos hospitales han debido reorganizar su funcionamiento ante el aumento de consultas, ingresos hospitalarios y ocupación de camas, con episodios de saturación en los servicios de urgencias y la suspensión puntual de intervenciones no urgentes, según detalló El País.
Uno de los factores que explica la persistencia de la presión asistencial es el desfasaje temporal entre la incidencia de casos y las hospitalizaciones. Los ingresos reflejan los contagios ocurridos una o dos semanas antes, por lo que el sistema sanitario continúa recibiendo pacientes incluso cuando los indicadores de transmisión comienzan a estabilizarse, un fenómeno señalado por especialistas del Centro Nacional de Epidemiología en declaraciones recogidas por RTVE. Este efecto se ve reforzado por el desplazamiento progresivo de la epidemia hacia adultos mayores y personas con comorbilidades, grupos en los que se concentran las complicaciones y las internaciones.
A este escenario se suma la circulación simultánea de otros virus respiratorios, como el SARS-CoV-2 y el virus sincitial respiratorio, que incrementan la demanda asistencial y complejizan la gestión hospitalaria. En algunos países europeos, como Alemania, las autoridades han reforzado las medidas de prevención en el ámbito sanitario para reducir el riesgo de contagios intrahospitalarios, según informó Euronews.
La inmunización estacional frente a la gripe sigue siendo recomendada, especialmente en personas mayores y en grupos de riesgo, aunque los propios expertos advierten que su eficacia para prevenir la infección es limitada frente a las mutaciones del subclado K. No obstante, la evidencia disponible indica que contribuye a reducir la probabilidad de cuadros graves y hospitalizaciones, un aspecto clave en una temporada caracterizada por una alta circulación viral.
En conjunto, la epidemia de gripe en curso pone de relieve la capacidad de variantes de virus conocidos para alterar patrones epidemiológicos habituales y generar tensiones significativas en los sistemas de salud. Más allá de la evolución inmediata de esta temporada, la experiencia europea vuelve a subrayar la importancia de la vigilancia virológica, la planificación sanitaria y la capacidad de adaptación de los servicios de salud frente a escenarios de alta demanda asistencial.
Fuentes: RTVE.es El Pais AS Euronews
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